Tengo un amigo al que no le gusta la derecha, no la derecha de la mano, o la derecha al torcer una calle, sino, la derecha política, la que impone sus políticas ahora, esa, no le gusta nada.
Me dice que llevan tantos siglos gobernando el mundo, porque les tenemos miedo, porque planifican todo para que les tengamos miedo. Yo le digo siempre lo mismo, joe, anda ya, tu que ves fantasmas por todos lados, una cosa es que no nos guste lo que hacen o como lo hacen, y otra muy distinta que lo hagan para meternos miedo en el cuerpo, para aprovecharse de nuestras debilidades.
Estábamos en esas, discutiendo en el café, con un calor más que sofocante, casi sin ganas de seguir hablando, cuando de pronto, mi amigo, se puso en pie, y comenzó a recitar un discurso político emulando al Alcalde de una gran ciudad:
“Hoy martes y 13, como sabéis día de mal agüero, este ayuntamiento ha conseguido mantener todos los puestos de trabajo, ha conseguido aumentar su aportación en gasto social, ha conseguido que podáis seguir trabajando, aportando económicamente en vuestras familias, ha conseguido que nadie, ni una sola persona engrose las listas del paro. Y para ello, solo os pido un pequeño esfuerzo, que se reduzca vuestra jornada laboral un 30 por ciento, y con ello se reduzca vuestro salario otro 30%, un pequeño esfuerzo, que no nos gusta, pero es un pequeño esfuerzo que os pido, ante todo el esfuerzo realizado por nosotros”.
Al terminar, le aplaudí, le dije que era un buen discurso, pero que no entendía porque mencionaba lo de martes y trece, y mi amigo, sabio él, donde los haya, me dijo:
¡Hay, Jose! Que no te enteras, los andaluces somos tela de supersticiosos, la fe en lo que sea impregna nuestras vidas desde que nacemos, la fe en nuestra patrona, en nuestra Virgen, en el Señor de la madrugá, en nuestro equipo de futbol, fe, fe y más fe, todo eso desde la cuna. Vivimos con el miedo de pasar bajo una escalera, de abrir un paraguas en un sitio cerrado, de cruzarnos con un gato negro o de un martes y trece. Es nuestro susconciente el que trabaja, por si acaso, decimos, más vale no tentar a la suerte, y eso, ha hecho la derecha, utilizar nuestra fe, nuestro miedo, nuestras costumbres, malas o buenas, para hacer su política, y como tú has hecho, harán miles de ciudadanos, aplaudirán sus ideas, porque, ¡Virgencita, que me quede como estoy!, y como estas nunca te vas a volver a quedar, aquí si juega el refrán “Quien se fue a ……… perdió su silla”,
Por ello, te digo, amigo Jose, si un martes y trece, los políticos te sientan ante ellos para darte una noticia, échate a temblar, porque quedaran como que te han salvado la vida, serán los que te quitaron el mal de ojo, el mal agüero, y solo, te repito, solo, te habrán robado un poco más de futuro, un poco más de esperanza. No lo olvides, porque hasta tú dudaras, y creerás que soy yo el que tiene mala fe, pero los hechos son los hechos y eso es lo que has de tener en cuenta, el resto, martes y trece.
Jose Salvador
Un martes 13 de 2011
Lo intento pero es casi imposible
El cuerpo está cansado muy cansado
Pero el calor no permite que se cierren los ojos
Y caiga rendido.
Como si fuera un arduo guerrero que se niega
a perder la batalla y lucha hasta las últimas consecuencias.
dormir sería un gran placer, el calor vuelve a mojar mis piernas
ya húmedas del último minuto que me visitó.
El ventilador solo da vueltas al mismo espeso aire
que va viciando la habitación donde pretendía
conciliar el sueño.
me revuelvo contra mi mismo
Y dejo de notar tu presencia
no tengo frío como antes
sigo teniendo calor, aguantando este absurdo sofoco.
Quiero bajar hacia tu calle
y mostrarme desnudo frente a tu ventana
cuando estoy dispuesto a ello
y bajo lentamente las escaleras que separan mi vida
De la tuya
mi habitación del hábitat de la noche
y recibo la primera bofetada de aire caliente
contemplo con estupor
que somos miles los que desnudos
deambulamos por esta ciudad nocturna
Alejada del azahar y del boato histórico.
al pasar por tu ventana, veo que miras
somos tantos, y tan desnudos
que eres incapaz de verme entre la multitud
comprendo en ese isntante, que el calor, solo se ira
cuando acabe este largo verano.
Hoy, aunque no me guste, he vuelto a notar
mojadas mis piernas.
Bendita ciudad, que sacas a relucir de día
Gominas y corbatas
Y la noche la dejas
Para la desnudez de un millón de almas.
