Hasta nunca, 2020.
Y se va, como el emérito, sin cumplir lo deseado cuando llegó, aquello de: “que este año tu vida sea mejor, que tus deseos se cumplan y vivas en plenitud”, nos deja huérfanos de un montón de gente, que no tenia pensado irse, así de pronto y solos y solas, se ha ido dejando nuestras caras tapadas por el miedo, alejándonos de quien teníamos más cerca, mirando de lejos a nuestros seres queridos, dejando tirados en la alcantarilla millones de besos, pisando los abrazos para no contagiar a nadie, y frente al espejo millones de lágrimas saltando sin saber que pasó y porqué.
Te has ido, dejando tras de tí, tristeza, llanto y soledad, cambiando nuestras vidas, dándole la vuelta como a un calcetín viejo, entraste con frío, como todos los años eso no es nada nuevo en ti, pero cuando la primavera empezaba a dar señales de vida, y creíamos que todo iba saliendo como estaba previsto, zas!!!! soltaste tu zarpa y nos encerraste en casa, días y días, sin poder salir ni a trabajar, solo se escuchaban ambulancias, ejercito y policía en las calles y sanitarios corriendo de un lado hacia otro, llorando de cansancio y de impotencia, y en los supermercados estanterías vacías por el miedo de sentir que a los tuyos les pudiera faltar algo y tu haciéndote fuerte, sacando músculo.
Nos metiste tanto miedo, que cuando pudimos salir alguna hora a la calle, nos daba temor, seguíamos en casa, solo a la calle para comprar y empezaron las colas, como en los tiempos de la escasez, cuando un militar asesino dio un golpe de estado, sentíamos esa sensación de perdida de libertad, de miedo, de impotencia, de saber que el enemigo estaba fuerte y no sabíamos durante cuanto tiempo nos tendría doblegados, y no éramos capaces de verlo.
Jodiste la economía, cerraste los bares donde miles de familias tenían su forma de vida y sus ingresos, cerraste aeropuertos para que nadie nos visitara y para no poder salir tampoco nosotros/as, los hoteles. Los países hermanos pelearon como lobos por mascarillas, gel hidroalcohólico, medicamentos, personal sanitario, nos volvimos insolidarios con el otro y solidarios con el nuestro, extraña forma de ver la solidaridad, mientras aplaudimos a los sanitarios por su trabajo, criticábamos al gobierno por no tener más mascarillas aunque al resto de países les faltara, no nos importó. Culpaste a las mujeres por reivindicar sus derechos aquel ocho de marzo, a la cultura por manifestarse en teatros, cines y conciertos.
Mientras la vida en las casas pasaban, juegos, dibujos con los mas pequeños, tuvimos que aprender que es eso de pagar con el móvil, tener clases por internet, que tu pequeña haga la tarea y se envíe por mail, vimos caras de sueño en la pantalla de pequeños y pequeñas que no entendían porque no podían estar con sus amigas en el parque, con sus profesoras en la clase.
La médico nos llamó por teléfono para preguntar que nos pasaba y sin vernos, nos recetaba lo que creía más acertado, ya no había consultas en los ambulatorios, esa “sanidad” pública idealizada, empezó a hundirse, nos abandonó en el momento que más la necesitábamos, mala gestión, falta de recursos, ….. nos faltan explicaciones.
Cerraron universidades y la enseñanza se convirtió en un lujo para quien tuviera internet, tablet u ordenador, aquellos que vivían en lugares más apartados y sin cobertura, volvieron a ser los grandes y las grandes olvidadas.... nos faltan explicaciones.
Las residencias de la tercera edad, privatizadas en su gran mayoría, se convirtieron en lugar de muerte para los residentes, ….. nos faltan explicaciones.
Hicimos homenajes a todos y todas, vivos y muertos, que habían luchado contra este maldito virus, pero hasta en eso, este país se sintió dividido, sacando banderas de España como si la patria fuera solo de unos pocos, e insultando con esa ignorancia al resto, y las llevaron a las mascarillas, y balcones, en los coches y chalecos, y creyeron que el virus tenia bandera roja, amarilla y gualda mientras la policía miraba, pero si la bandera cambiaba de color ya no miraba, la policía golpeaba, …. nos faltan explicaciones.
Y cuando, sol se hizo mas fuerte en nuestras vidas, y pudimos disfrutar algo del verano, con los nuestros, sin turistas y sin grandes concentraciones, y cuando creíamos que todo estaba mejorando, nos volviste a dar otro zarpazo, de nuevo restricciones, falta de libertad. Y apareció el mosquito con su picadura mortal, increíble pero cierto, aquel maldito mosquito portador del virus del nilo.
Y así, desde aquel fatídico mes de marzo. Llegó la Navidad, recordáis aquel celebre anuncio “volver a casa por navidad, a casa vuelve”, este año se eliminó, no podíamos estar mas de 6 o 10, y de no mas de dos núcleos familiares, un “sin Dios”, que diría el poeta. Las uvas recordando a los caídos en esta batalla contra la Covid-19 o contra el cáncer, sin alegría por un año que se va, solo con la esperanza de que este 2021 nos traiga una vacuna que nos devuelva la libertad perdida.
Que este año nos pueda servir para ver lo frágil que somos, lo frágil que es la libertad conseguida, y luchar porque nadie absolutamente nadie quede atrás.
Que 2021nos devuelva la libertad de besar, de abrazar, de tocar, de ir y de venir. Y aquellos/as que nos dejaron en el camino nos iluminen desde donde estén.
Jose Salvador
Enero 2021