Me duelen los ojos de tanto llorar,
me duelen las manos de tanto agarrar,
me duele la boca de tanto gritar,
y tú, sigues ahí,
dando, dando, dando,
sin parar,
¿Quién te habrá enseñado a pegar?.
Me echas la culpa de tus errores,
quieres que pague con mi vida tu fracaso,
pretendes que mi muerte sea el principio de tu felicidad,
y no sabes compañero,
que la primera vez que levantaste la mano perdiste la dignidad,
y no sabes amor,
que la primera vez que me hiciste llorar perdiste tu libertad,
y no sabes asesino maltratador,
que la primera vez que me pegaste perdiste tu felicidad.
Ojalá, pudieses escuchar el grito de tanta mujer asesinada por tipos como tú,
ojalá pudiesen caer sobre ti todas las lágrimas derramadas
morirías ahogado,
ojalá el tiempo no olvide lo que has hecho
y te haga viejo en tus recuerdos y sufras,
y llores,
pero sobre todo
ojalá nunca más una mujer se acerque a tu regazo,
ojalá ninguna mujer te hable más
y mueras al cabo de los años
olvidado por quien te dio la vida
UNA MUJER
y mil mujeres que como yo
por tipos como tú
no están para contarlo.
Dedicado a esos hombres asesinos que han matado a sus mujeres, para que sus conciencias no paren nunca de sufrir y sus ojos no puedan ver el azul del mar, ni la luz del sol, porque siempre estarán llorando.
Jose Salvador
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