La belleza del verano a veces se plasma en el segundo que estas resoplando para recoger la toalla, y volver de nuevo a casa. En ese instante, miras al frente y ves al sol esconderse, como quien no quiere, como de incógnito, lo miro, y miro el mar, y me acuerdo de todos los que deberías estar aquí haciendo una gran barbacoa y contemplando esto que yo estoy viendo, y en especial mi amigo Gonzalo que esté en el triste Madrid de agosto, sin una gota de playa. Aquí la tienes amigo, también es para ti.
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