
Cuando la realidad supera la ficción.
Ha muerto, sí ha muerto, de viejo, como murió su jefe, como murió su líder con el que compartió penas de muerte a inocentes y a culpables quizás, con el que compartió el ansia por negar la libertad a todo un pueblo, con el que compartió las ganas de crear infelicidad en los ojos de sus ciudadanos, con el que compartió lo peor de ser humano, creerse por encima de los demás.
Ha muerto, de viejo como mueren los malos. Los dictadores en su mayoría mueren de viejos y a sus pompas fúnebres les siguen su séquito, los que fueron fieles servidores. Y él, lo fue, compartió Consejo de Gobierno, Ministro de Información y Turismo durante 7 años, siendo presidente del Consejo el Dictador Franco.
Ironías de la vida estaba Doctorado en Derecho, él, que participo desde sus inicios en el macabro y sangriento golpe de Estado por el Dictador Franco, ¿como alguien que se doctora en derecho puede participar en un régimen que lo anula?, ironías de la vida.
En estos dias, cientos de personas y entre ellas la plana mayor de nuestro actual gobierno le han rendido homenaje, hasta nuestra televisión pública lo retransmitió en directo, ¿Es licito olvidar su etapa participativa en la dictadura española? ¿Que le ocurre a este país, tan poca memoria tenemos?.
Espero que su alma vague por los lugares más tenebrosos y al doblar las esquinas se encuentre con los cientos o quizás miles de Julian Grimaus, y vea las caras de cada uno de sus muertos, de cada una de sus familias, que vague tanto que le duela hasta después de muerto. Porque perdonar podemos, si hubiese pedido perdón, pero olvidar, nunca.
Enero 2011
Jose Luis Salvador Castello
Han hecho las calles demasiado grandes para pasear solo
Desde una acera a la contraria, caben tantas historias
como gotas de alquitrán la han formado.
Las calles vacías, sin espacio,
ya están llenas de coches aparcados,
de pisos, de asfalto, las calles digo,
ya no me hacen caso.
Me han visto pasear solo
si nadie a mi lado, hablando,
con lágrimas en los ojos,
gritando tu nombre,
que no era nombre
sintiendo cogerte del brazo
riendo con tu boca
besando con mis ojos.
La calle me ha perdido el respeto,
por verme sólo,
sin paseo, con tiempo,
sin abrazos ni besos,
sólo, como los locos.
La calle es solo asfalto
dónde están los otros.
Jose Salvador
desde la cama 08/01/2012