Y cada vez que salia a
volar, encontraba el espacio eternamente vacío, como si antes, mucho
antes, no hubiese existido, y fuese nuevo y nadie lo conociera, y
sigo volando y de vez en cuando me encuentro con otro volador, como
aquel Juan Salvador Gaviota, perdido, sin rumbo pero con ansias de
volar, nos miramos, pero no somos capaces de acercarnos, nos tenemos
miedo. Cansados de vernos, nos volvemos a marchar.
Al llegar, otra vez el
sonido, ese maldito click, me niego, pero miro, es el otro volador,
me habla:
- Hoy te vi volar, me gusto como abrías las alas. Me llamo M.A. y tú.
- Hola volador, yo soy J. y también te vi y me alegré, me gustó tu forma de volar, tan libre, pero tan tierna, tan solitaria pero pidiendo compaña, tan rápida pero parándote a ver pasar el tiempo. Tampoco supe que decirte y me marche.
- Es verdad, a veces cuando uno no tiene nada que hablar el silencio nos da la vuelta y nos patea el culo para que salgamos corriendo, pero ¿Porqué aquí si recordamos lo que somos y lo que sentimos? ¿ tu lo sabes?
- Claro que si, porque aquí todo es virtual, aquí todo es mentira, ni tu vuelas, ni yo tengo alas, ni tu eres rápido ni yo me llamo J. Aquí todo, es como tu quieres que sea, aquí todo es como soñaste.
- No puede ser, porque yo he soñado con tocarte y solo toco el frio cristal de la pantalla, he soñado con olerte y solo huelo este extraño olor a cable, soñé con besarte y tus labios no los encuentro, esto no puede ser mi sueño, creo que nos han mentido, y que en realidad los sueños, los sueños están ahí fuera, y hay que construirlos.
Le di al off, y deje de
volar, me arrope sobre la cama y comencé a soñar, si queréis volar
conmigo os daréis cuenta, que es el sueño y que es la realidad.
Hoy tú, has formado
parte de mi sueño, sal corre y vuela, quiero que sea real
esta noche después de
hablar contigo.
Jose Salvador.
19 de septiembre del 2012
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