La gente que lleva traje, el que sea, no me gusta, me da mal rollo, y la corbata, un trozo de tela anudada al cuello, ufffffff, no me gusta nada, pero nada, es nada.
Digo esto, porque, las guerras las firman hombres trajeados, de trajes claros y caros, con corbata, firman también nuestros embargos cuando no podemos pagar la hipoteca, y firman nuestra condena con un traje negro ancho cual sotana. Sotana que firma nuestra sentencia aquí en la tierra para castigarnos y darnos la gloria allá en el cielo nos dicen, y nos castigan por lo que somos, por lo que hacemos, por lo que disfrutamos, por amar a quien amamos.
Los trajes me dan mal rollo, no me gustan. Los dejaré solo y exclusivamente para jugar el sexo con ellos, para morbosear, para intercambiar nuestros fluidos sobre trajes claros y caros, pero nunca para llevar, de esos trajes que se ponen en las grandes mesas donde ni tú ni yo estaremos, de esos trajes no quiero.
Como no quiero, corbatas anudadas a mi cuello, ni cadenas de ahora o de otros tiempos, ni medallas, de batallas ganadas o perdidas, o de vírgenes adoradas ahora, pero antes apedreadas por putas , no quiero a mi cuello nada más allá que tus labios dándome besos.
Ya está acabando este verano, ya los cuerpos comienzan a taparse en lo público a asombrarnos con su desnudez en lo privado, me gusta mirar por la ventana e imaginar como se desnudan mis vecinos y vecinas en la intimidad de la soledad o de los ojos del ser amado o deseado, a veces las dos cosas a la vez.
Ya empieza otra vez mi mente a dictar, ya empiezo otra vez a escribir. Bienvenido al mundo de las letras, bien llegado al mundo de la fantasía, ¿era esto real? Os quiero.
Jose Salvador.
Septiembre 2007
Digo esto, porque, las guerras las firman hombres trajeados, de trajes claros y caros, con corbata, firman también nuestros embargos cuando no podemos pagar la hipoteca, y firman nuestra condena con un traje negro ancho cual sotana. Sotana que firma nuestra sentencia aquí en la tierra para castigarnos y darnos la gloria allá en el cielo nos dicen, y nos castigan por lo que somos, por lo que hacemos, por lo que disfrutamos, por amar a quien amamos.
Los trajes me dan mal rollo, no me gustan. Los dejaré solo y exclusivamente para jugar el sexo con ellos, para morbosear, para intercambiar nuestros fluidos sobre trajes claros y caros, pero nunca para llevar, de esos trajes que se ponen en las grandes mesas donde ni tú ni yo estaremos, de esos trajes no quiero.
Como no quiero, corbatas anudadas a mi cuello, ni cadenas de ahora o de otros tiempos, ni medallas, de batallas ganadas o perdidas, o de vírgenes adoradas ahora, pero antes apedreadas por putas , no quiero a mi cuello nada más allá que tus labios dándome besos.
Ya está acabando este verano, ya los cuerpos comienzan a taparse en lo público a asombrarnos con su desnudez en lo privado, me gusta mirar por la ventana e imaginar como se desnudan mis vecinos y vecinas en la intimidad de la soledad o de los ojos del ser amado o deseado, a veces las dos cosas a la vez.
Ya empieza otra vez mi mente a dictar, ya empiezo otra vez a escribir. Bienvenido al mundo de las letras, bien llegado al mundo de la fantasía, ¿era esto real? Os quiero.
Jose Salvador.
Septiembre 2007
2 comentarios:
Pues a mi me ponen a mil los hombres con traje! Ese poderio que demuestran y que cuando los tienes en la habitacion bien a puntito se les esfuma todo por la boca y se convierten en los mas dociles corderitos.
Un saludo!
Los dejaré solo y exclusivamente para jugar el sexo con ellos, para morbosear, para intercambiar nuestros fluidos sobre trajes claros y caros. Para eso, si sirven los trajes, estoy de acuerdo contigo un saludo
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