No todos los años se
cumple medio siglo, por suerte o por desgracia, quizás tal y como
está la sociedad en estos momentos más por suerte. Uno al cumplir
esta enorme cantidad de años, puede o quizás deba, tener la
tentación de hacer un pequeño balance de su vida, es decir, que
cosas, actos, acciones, personas, pensó que formarían parte de su
vida y que ha ocurrido con todos aquellos sueños que comenzaron en
aquella cuna azul heredada de los hermanos mayores.
Prometo, en breve, hacer
ese pequeño balance y publicar aquí, todo aquello que se pueda
publicar, es decir, todo. Ahora, sin embargo, me gustaría hablar
un poco de este generoso cincuenta cumpleaños, de sus cincuenta
velas, y de sus cincuenta lágrimas, una por cada año vivido que a
la vez casi se queda en media, por lo que queda por vivir.
¿Cuánto hay de genético
en lo que somos y cuanto se ha ido construyendo a lo largo de los
años? Difícil pregunta, pero no por ello voy a dejar de buscar
respuestas, porque ahora las tengo, sobre todo algunas, algo mas
fáciles, por ejemplo los rasgos faciales, el color de los ojos, la
mirada y su forma, los andares, la estatura, todo ello es genético y
me remito a las pruebas científicas encontradas en mi investigación,
vamos a comenzar: En primer lugar mi Madre, representa todo lo que
soy, una persona con capacidad de cambio.
Pero vayamos desgranando,
mi sobrino Javi tiene unos ojos grandes, vivos, que miran con fuerza,
así los tienen algunos primos y de joven mi madre, y el color claro
de los mismos los tienen, mis hermanos y mi sobrino Francisco por
ejemplo, mi sobrina Marta unos ojos enormes expresivos que hablan
solos, que miran y sueltan el mensaje que quieren. Queda claro los
rasgos de la cara, los ojos y su color, la mirada, son rasgos
genéticos de la familia Salvador y Castelo.
Mi sobrina Marta, es
dicharachera, pero también ordena, y sobre todo resuelve con rapidez
llevándose a su terreno lo que al parecer podía tener en contra, y
tiene alma, de Ser libre, se que son todos adjetivos buenos, pero
alguna vez alguien pensó que yo mismo iba a sacar mis defectos a
relucir en mi propio cumpleaños, ¡ilusos!, como decía, Marta es
todo eso y algo más diría su madre, se me parece, me siento
orgulloso de ello.
En una visita reciente a
Sevilla de mis sobrinos Francisco y Laura, detecte por primera vez,
pues lo desconocía, lo que se parecen a mi, Francisco en los
andares, en preguntar, en no tener pereza a la hora de investigar
nuevos lugares, y Laura, en la forma de ver la vida, tranquila pero
observando cada detalle, sin querer perderse nada, como si no
estuviera pero haciéndose presente en el momento adecuado, esa doble
dualidad que tenemos los géminis, la vi en el conjunto de mis dos
sobrinos. Sevilla fue todo un descubrimiento no solo para ellos.
El resto de sobrinos son
el vivo retrato de los genes que andan mezclados, es cierto, que no
puedo desmerecer a los apellidos maternos que han ido dejando fuertes
rasgos genéticos en cada uno de ellos, pero eso tocará en otro
momento, ahora hablo de los que yo llevo y mi madre y antepasados han
ido repartiendo. Maria del Mar, es el vivo retrato de mi hermana
cuando era pequeña, cuando la miro me sorprendo porque parece que
estoy viviendo 40 y tantos años atrás, es ella, hasta en los gestos
que me parece más complicado de heredar, por supuesto que lleva
Herrera, sino esa forma lenta de ver la vida, cosa de los vicarios,
no formaría parte de su quehacer diario. Alicia complicada, artista,
sugerente, creativa. María inteligente. David mirada Salvador, que
se impone a las dificultades, racial. Bea, la ternura de la familia
Castelo, ese querer y no puedo, ese quiéreme pero que nadie lo sepa,
que no se note, ese esconder los sentimientos pero llevarlos siempre
a flor de piel, como su padre, como su abuela, y el pequeñajo de la
familia, Luis Miguel un guaperas, un tirao pa`lante, inteligente,
demasiado joven todavía para conocerlo mejor, pero ya apunta maneras
de Salvador.
Veis, como era fácil,
comprobar que mis genes son heredados, que no tengo ningún merito en
mi mirada, ni en mis ojos, ni en mi forma de andar, ni siquiera, en
mi sonrisa socarrona que tienen muchos de ellos. Eso si, por suerte
han evolucionado, son más guapos y mucho más inteligentes que yo.
Espero que ninguno de
ellos se haya sentido ofendido por lo dicho en estas cuatro palabras,
pero es lo que he visto, lo poco que me he fijado, al vivir a 500 km
de distancia las veces que estamos juntos son menos de las deseadas.
Y el resto, ¿la forma de
ser, de ver el mundo, el sentido de la justicia, de la bondad, del
trabajo, de la solidaridad, la he aprendido? O ¿es también
genético? Vamos a ver, mi familia es pobre, de clase obrera, baja,
mi padre ha trabajado toda su vida de dependiente en una zapatería
desde los 9 años, hasta que se jubiló, ya no se encuentra con
nosotros, mi madre cuidaba de la casa y de 8 hijos que ha tenido, mis
6 hermanos, mi hermana y yo. Con ese salario, vivíamos cada día, de
cada año, no recuerdo haber pasado hambre, ni frio por falta de
ropa, ni haberme sentido sucio por falta de higiene, lo poco que
había era perfectamente gestionado por mi madre, tenia claras las
prioridades de cada momento y solo se endeudaba con el exterior,
cuando era estrictamente necesario, la deuda vencía cada mes y se
abonaba religiosamente en la tienda de comestibles, la gran mayoría
de veces, algunas extras para la tienda de ropa. En mi casa vivía la
abuela Juana, que nos transmitía esa otra forma de ver la vida que
todos los niños y niñas necesitan, esa contradicción entre el
pasado y el futuro que está llegando, ella enganchada a la radio,
nosotros a la calle y a ratos al televisor, la radio empezó a formar
parte del pasado, pero por suerte y porque estaba allí la abuela
Juana, la teníamos siempre en el presente. Aquí, se ha ido
germinando ese sabor a obrero, a lucha permanente, a reconocer el
pasado para construir el presente, ese olor a multitud, a gente
alrededor de uno, a tener que negociar para expresar tus ideas, para
la bici, el balón o salir a jugar con los amigos mayores, la
solidaridad cuando alguien estaba malucho, pero sobre todo, aprendí
a saber que no estaba solo aunque cometiese el más grande de los
errores.
Teníamos nuestras
propias vacaciones, cortas, a veces de 4 domingos, al principio en el
club náutico donde cada domingo, y a la misma hora, en el mismo
ritual eramos obsequiados mis hermanos y yo con un refresco a elegir
(Mirinda de naranja o de limón), de allí se paso a la Térmica (ya
no existe, ni el agua caliente que soltaba la fábrica, ni las
chimeneas que indicaban su presencia desde la lejanía), también
había refresco pero cuando marchábamos, pues había que cruzar la
carretera para ir al bar, y este ritual se hacia al coger el autobús
que nos llevaría de vuelta a casa, el resto era arena, agua,
bocadillo y digestión, eternas y aburridas digestiones. Pero eran
nuestras Vacaciones de Verano, como las familias bien. Aquí nacía
ese gen de superación, de querer alcanzar el bienestar para toda la
familia, ese momento necesario de descanso, de descubrirse en otro
ambiente, de no tener miedo a nuestro cuerpo desnudo bajo el sol,
(llevábamos bañador y pa verlos), el sentido de familia, venían
los tites de Francia, aprendí que ante las dificultades del día a
día hay que guardar siempre un espacio para estar y vivir juntos.
Y fueron pasando los
años, y me explotaron en el trabajo, y despidieron a mi hermano, y
comprendí como abusaban de mi padre y como querían despedirlo
después de mas de 55 años dejándose la piel en la empresa, y
comprendí como los derechos laborales de mi abuela Juana fueron
pisoteados por el Ayuntamiento del régimen, y fuí viendo y viviendo
cada una de esas injusticias, y mis tites emigrantes en Francia,
perdiéndonos el día a día de mis primos, y el resto de mi familia,
currando y currando y no paraban de currar para sobrevivir, y a mi
tio Serafín que no se le dejó volver, ni siquiera al entierro de
sus seres queridos, porque no aceptó participar de aquel golpe de
estado. Y mas despidos, y el paro, y la explotación y el abandono
escolar, y en todo ello, conocí a gente importante en mi vida.
Me independice, compartí
la experiencia enriquecedora de la autonomía personal y la
responsabilidad, con Miguel Cabeo, y más tarde se unieron, Felipe,
Migue Migue, eramos los chicos de oro, aprendí a compartir, a
comunar todos los bienes, a no tener nada y tenerlo todo, con lo
difícil que eso es a los veinte y pocos años, disfrutamos de cada
momento vivido, en esos años me forje como un ser independiente,
responsable y sobre todo Humano. Pasó también, Ansgar, entre otros,
que nos trajo el ecologismo y la forma de pensar de una Europa que se
nos hacia muy lejana.
Pepe Guirado, que ya no
está con nosotros, lo nombro en representación de todos, de la
gente de la JOCA, allí me creció la conciencia de lo que había
vivido, visto y odio, allí aprendí a entender que cada paso que
había dado, pertenecía a la lucha de toda una gente, desde hace
cientos de años, unas veces conscientes otras inconscientes, unas
veces con el sentimiento de las cosas bien hechas, otras con el
remordimiento de haber podido traicionar algún principio, allí
aprendí, junto a ellos y a ellas, a ver el mundo desde mi clase, la
Clase Obrera, de los curritos y curritas de a pie. Ahí me fui
forjando como Hombre, como persona, aprendí, a analizar, a Ver,
Juzgar y Actuar, Ahí, desde ahí cambió mi vida, con mis genes,
seguro que sí, con todo lo vivido, seguro que sí.
Luis Yepes, también paso
a formar parte de ese día a día más cotidiano, alguien con quien
compartir el pensamiento, la forma de ser y estar, con la humildad y
a la vez dureza, de poder darle la vuelta a todo o a nada, de ir pero
muchas veces de venir, recorrer un camino, saber que alguien estaba
al otro lado del teléfono para plantear dudas y celebrar lo
conseguido. Forma parte de ese circulo que siempre tenemos ahí, a
nuestro lado, como parte de esa gran familia.
Cambie de ciudad,
Almería, a la capital Sevilla, con Carmen Flor, otro pilar en la
creación de lo que soy, me enseño a ser mujer, a querer, a
compartir de nuevo sin mirar de quienes eran los bienes, pero sobre
todo me enseño a ser sosegado, tranquilo, a reflexionar y ordenar lo
que tenia que hacer, y como no a disfrutar de cada momento que
estábamos viviendo. Todo esto lo acompañaron cientos de personas
que estaban en el día a día, que muchos y muchas siguen estando.
Sevilla, con su color y
olor especial, como dice la canción, fue modelando también los
genes y lo que hoy soy, esa nueva etapa, donde ha participado gente
como, el Sevi, Julio, Isaac, Míriam, Rocio, Ewi, Borja, Marcos,
Leni, Dioni, Chanchi, Ana, los Manolos, y gente de Colega ….. y
tantos cientos que no puedo nombrar porque se haría demasiado largo,
pero si destacar, algunos de los que forman parte de mi familia,
aunque estén lejos, Gaelle, Mikele, Markus, Martin, y alguien muy
especial, que me ha enseñado a relativizar lo vivido, Guille, mi
hermano que la crisis lo mando a Londres.
La casilla, un espacio
para celebrar, para vivir, para compartir, para discutir, es como el
lugar, donde uno esta obligado a ir cada cierto tiempo, como diría
Pepe es “el jazminero”, allí hemos crecido y sumando familia,
Raimundo, que se marchó mas pronto de lo deseado y desde donde no se
vuelve, sus hijos y su gran mujer, Mercedes, forman parte de la
familia.
Vinieron los cursos, las
Ongs, mi trabajo en el proyecto Abierto Hasta el Amanecer, Eva,
María, ahora también Julia, Pedro,... la política, la
administración, pero todo eso es otro cantar, otro momento. Otro
capitulo.
Jesús Eduardo, desde
miles de km tras el océano trajo un aire fresco, nuevo, vital,
distinto, desde otras vivencias, otra forma de ver y entender el
mundo, con una cultura diferente pero con muchísimos valores de lo
que es la amistad y la familia, era como el niño que va descubriendo
lo bueno y lo malo de una sociedad diferente, lo que a mi me parecía
evidente, normalizado, lógico, para él, era un acontecimiento, eso
me enseñaba a ser más humilde, a respetar mucho más cada una de
las cosas que tenia, y a respetar a cada uno y una de los que estaban
a mi alrededor, me enseño lo duro que es la distancia, pero a la vez
lo necesario que es descubrir una esperanza y sueño nuevo. Me enseño
a vivir de otra manera, a sumar a lo que yo era, a mi cultura, nuevas
formas y nuevos valores, para entender cada uno de los momentos que
nos quedan por vivir.
Desde el Puerto de Santa
Maria llegó Dani, guapo, inteligente, pero sobre todo inocente, un
crio en la gran ciudad, descubridor, algo caprichoso, pero sobre todo
investigador, quería conocerlo todo y conocerlo ya, vivirlo todo,
trajo la velocidad, la incredulidad, las normas y horarios, la
constancia, el respeto, otra forma de amar, trajo juventud con todas
sus palabras. Todo ello lo he incorporado a mis genes para bien y
para mal, el eterno complejo Peter Pan. Compartimos piso, nos hemos
convertido en una familia con todas sus virtudes y todos sus
defectos. Nos queremos.
Madrid, la capital del
reino, la gran urbe, donde todo es anónimo, la velocidad, el
transporte bajo tierra, las caras largas, las miradas bajas, pero a
la vez, su retiro, su Museo del Prado, sus concentraciones, su
altavoz del mundo (15 M), desde allí llego Miguel Angel y lo rompió
todo, lo tiro todo de nuevo al suelo, trajo el temblor, el miedo a
ser tú mismo, las sonrisas tontas, la música, y las ganas de vivir
inmensas, como un recién nacido que acaba de salir al mundo
exterior. La nueva lucha para volver a darse uno la vuelta a la piel,
porque era necesario sentir y ser sentido, amar y ser amado, aprender
a convivir de nuevo con alguien que además de decirte. te mira con
ojos que le importa mucho más allá de lo que se consiga, que sigas
ahí a su lado. Se hace querer, lo quiero.
Ahora, desde mi trabajo,
aprendo cada día con los compañeros y compañeras, y las familias a
las que intento ayudar, merecerá otro capitulo, como la crisis que
estamos viviendo y que ha destrozado mucho de lo conseguido a través
del esfuerzo y lucha del Movimiento Obrero.
Son muchas las personas
que me han ido dando vida a lo largo de estos 50 años, algunas, la
familia, la he nombrado aquí, el resto formará parte de mi memoria
y espero que de la de todos y todas.
Ojalá dentro de 25 os
cuente como hemos ido cambiando.
Besos. Os quiero.
Jose Salvador, al calor de la memoria
5 de junio 2013
5 comentarios:
Borracho, quieres que leamos todo esto....
Al final lo he leído, FELICIDADES, gracias por la mención, todos los que has nombrado de tu familia han pasado por el quirófano y no se parecen en nada, ya verás cuando vuelvas por Almería. SALUD.
Enhorabuena y felicidades por tu cumple. Nos lo hemos leido enterito. Muy bien, está genial.
Besos.
Una epoca, la de los chicos de oro, muy enriquecedora y realmente positiva, de la que siento orgullo.
Increible, extensa pero no «eterna», al menos para mí, quizás por conocerte.
Felicidades (otra vez).
Querido Jose Salvador. Con mu mente científica sólo puedo decirte que la genética es la base de lo que vendrá después, pero la chispa, el ingenio, las ganas, el entusiasmo, la alegría, el gesto, la calidad la entrega, la palabra y tú mismo se ha construido desde los desconocidos espacios de la familia, amigos y experiencias. Y me alegro mucho de poderte tener entre mi propia construcción. Tú haces que seamos más y mejores personas y eso es fantástico. Muchos más años y feliz paso por los 50.Un beso grande
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