Desde que tengo uso de razón en la comprensión y la lectura, he ido observando como han puesto etiqueta a cada una de las generaciones que íbamos naciendo, los hippies, los revolucionarios, hasta una de las mas recientes la generación X, … hasta ahí más o menos todas las etiquetas intentaban reflejar el sentir y ser de toda una generación mundial, cuando se dice mundial, se refiere al primer mundo pues el resto no tiene generación para ser etiquetada fuera del hambre, la guerra, la supervivencia, las posguerras, los desastres naturales, las dictaduras, …….
Estas etiquetas como decía, hablan de cada uno de nosotros y nosotras, nos venían a marcar nuestro futuro, lo que seriamos, lo que hoy somos mejor dicho, y si te fijas con mejor o peor acierto han ido dando en el clavo, es fácil, si predispones al niño a ser malvado seguramente de mayor tendrás un asesino en potencia y podrás decir aquello de “ya lo decía yo”, pues eso nos ha pasado con las generaciones, nos dijeron que éramos hippies que valía mas el amor que la guerra, y nos volvimos pacifistas, queríamos ser fieles a lo que nos habían dicho que éramos.
Nos hablaron de
Todas las etiquetas nos formaban, no eran solo formas de definirnos, sino más bien una buena formula para moldearnos, por ello, hemos sido idealistas convertidos en eXtraños que hemos acabado en la casa familiar por miedo a no cumplir nuestros sueños. Era algo, hacíamos algo, teníamos una tarea que cumplir.
Pero ahora, se ha llegado mucho más allá, se ha perdido el pudor, ya nada importa, no importa lo que se quede en el camino, no importan las miradas, ni el esfuerzo, ni siquiera la ilusión necesaria para mantener la vida presente. No existe ni el rubor necesario para callar aquello que con nostalgia, miedo o vergüenza se siente, ya no existe nada de eso, ahora se abre la boca y se dice, mejor dicho se maldice a toda una generación llamándola, la “Generación Perdida”.
Hagáis lo que hagáis, vuestros estudios, vuestros esfuerzos en las ongs, vuestro trabajo solidario, vuestra participación en la música, en las redes sociales, en el cine, en el teatro, en la lucha política, en la lucha sindical, vuestros años en la universidad, vuestra comprensión del mundo, vuestro respeto y aceptación de lo diferente, vuestra comunión con lo natural, vuestras risas, vuestros llantos, vuestras miradas. La luz del móvil en el concierto, la sentada frente a la plaza de toros, vuestros cuerpos desnudos sobre la caliente arena, vuestra ropa de payaso en hospitales, vuestra música de tambor mientras el sol se funde con el mar. Todo ello no es nada, absolutamente nada, porque sois una generación perdida, no contáis, habéis dejado de existir, ya no sois nadie y solo acabáis de nacer.
Ahora podéis saber como se siente un niño en Etiopia, una niña en China o en Irán, un republicano en Marruecos, o un amante de la igualdad en
¿Quién ha sido el pornográfico que ha nombrado a todos ustedes “Generación Perdida”?. Ojala, habrá que luchar por ello, esta vez
Jose Salvador
Agosto 2010
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