La suerte estaba echada
Hoy
se ha jugado la lotería nacional, el consuelo de los pobres, el
engaño del sistema, pero al fin y al cabo, la ilusión de que alguna
vez la suerte llamará a nuestra puerta.
He
visto lágrimas en los ojos, en sus ojos casi color rojo de la
emoción, en su piel brillante y negra como la noche más oscura, he
visto Africa en su mirada, porque no hablaba solo de él, no hablaba
sólo de la situación precaria económica que él tenía el día de
antes, hablaba de su país, de su familia, sin mencionarla, porque la
emoción solo le permitía dar gracias a su Dios por ser uno de los
elegidos en el maná del dinero de la vieja Europa, lloraba como
lloran los niños al ver a su padre volver después de meses en la
mar para ganar el sustento familiar y el marisco que cubrirá
nuestras mesas estas navidades.
He
visto saltar, reír, llorar, jugar, decir sin decir nada, mujer
blanca separada y madre busca una oportunidad, nunca le llegó ese
trabajo deseado, nunca le llegó esa mano amiga de la que hablan los
anuncios de coca cola, nunca le llegó esa ayuda de la que hablan los
políticos para las madres que lo necesitan, solo le llegaba la
angustia de pagar a fin de mes un alquiler que le robaba la
oportunidad de tomar un café con las amigas, ese café que tanto
necesitamos para seguir viviendo, para sentirnos vivas, porqué
hablamos de nosotras, de lo que somos y de lo que queremos, pero
sobre todo, porque nos sentimos participes del mundo, solo conocía
las largas horas de espera en las colas de la caridad para recibir su
lote de alimentos, o ropa para sus hijos, pero hoy, sin saber porqué,
en aquel criticado acto de gastar 20 euros en un décimo de lotería,
esos 20 euros que han jodio a muchas familias con la misma esperanza,
a ella, le ha sonreído, y mirando a cámara, sus ojos siguen
diciendo porqué a ella, quien era ella, mujer, blanca, separada,
madre, para ser la agraciada, y solo sabe sin decirlo darle las
gracias a su Dios, por poder invitar a todas sus amigas, sobre todo a
aquellas que nunca pueden ir, al café, a un café, a ese café que
habla de sus vidas.
Desde
su sillita de ruedas, contando cada una de sus arrugas, desde el
olvido presente, desde el retiro deseado para no estorbar, desde el
amor de fin de semana, mira de frente y con lágrimas en los ojos
recuerda que por fin al final de sus días podrá devolver a sus
hijos, a sus hijas, todo el amor que ellos le han ido dando, ella que
no conoce muy bien el valor del euro, porque aún le gusta y tiene su
derecho, vivir en pesetas, ella cree que no es mucho, pero espera que
lo suficiente para quitarles sin sabores, y dejarlos un poco más
libres para que cuando vayan a verla no tengan prisa por irse a sus
quehaceres, ella, que siempre estuvo presente hoy se siente ausente
de un premio que habiéndole tocado sabe que no le pertenece, y da
gracias a su Dios por poder acabar sus días pagándolo todo y no
dejar deudas con nadie, sonríe, porque sabe que ahora, si puede
descansar.
En
el resto de casas, de vidas, en la mayoría, en la inmensa mayoría
de las casas, se llenan las papeleras de ilusiones rotas, de euros
agotados, pero ellos y ellas, que siguen creyendo en la bondad de la
suerte, se felicitan por tener salud y se alegran que el dinero
repartido esté en manos de gente que lo necesita, miran de nuevo la
tele, y casi en silencio con lágrimas en los ojos, no sabemos si por
la emoción compartida de la alegría del prójimo, o por la tristeza
de no ser el agraciado, se sientan a la mesa para compartir un día
más el almuerzo.
Compré
y no me tocó, lo sé, no es posible que toque porque eso solo
ocurre, estadísticamente hablando cuando un avión te ha caído
encima, ojalá el año que viene el avión del maná nos caiga a
todos y se abandonen esas políticas que han provocado que una puta
lotería nos saque del hambre y no de pobres.
Jose
Salvador
2015
con los bombos aun calientes.
1 comentario:
Hoy he estado en el pueblo agraciado con el gordo del 'engaño del sistema'. No había tanta alegría en la jornada siguiente me dicen allí han quedado 320 décimos de los más de mi quinientos vendidos. Donde habrá jolgorio es en un palmito de terreno Laudar-Fondón-Alcolea-Berja. Aquí lo pregono y allí lo vendo. Si es más fácil que nos parta un aerolito que que nos toque un premio. Que desgracia.
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