BUSCANDO BESOS ENCONTRE HUMEDAD

Este espacio lo utilizo para escribir lo que me apetece, a veces, tiene que ver conmigo y otras con lo vivido sin ser el protagonista, pero siempre estoy de acuerdo con reflexionar sobre lo escrito.

al otro lado del teclado estoy yo y quien me lee, ojalá algún dia la humedad solo sea de los besos que me das.

jueves, noviembre 06, 2014

MIS CHORIZOS DE BARRIO



En mi barrio, como en todos los barrios con solera, eramos un montón de gente que vivíamos de lo que nuestros padres (casi la mayoría de madres trabajaban en casa, eramos familias numerosas y no se daba para mas) nos daban, cero patatero. Mi padre y mi madre ya tenían dificultades para llegar a fin de mes con los gastos de la casa y de la alimentación y vestimenta de sus hijos (mis hermanos) como para pensar en darnos medios para la diversión y el ocio, y esto, pasaba en el 99’99 % ( o más) de mis colegas, de mis amigos y hasta de mis enemigos que también los tenia.

Buscarse la vida era lo habitual, hacer mandados (a las vecinas más viejas hacerle la compra)y poder ganar algún dinerillo para cerveza o algún celtas cortos, también ayudábamos en bares, o cuando montaban la feria de la ciudad, o en una Maya (en mayo una amiga o hermana se ponía en una silla con un mantón y flores y pedíamos dinero a los transeúntes, para luego repartirlo entre nosotros), el caso era buscarse la vida.

Otros amigos y enemigos, se buscaban la vida como raterillos o rateros, es decir, lo que hoy llamamos delincuentes y antes eran chorizos de barrio, y de estos quiero hablar, porque ya han pasado muchos años, nos hicimos todos grandes y algunos hasta gordos, y porque muchos de ellos ya no existen, bueno, no existen físicamente o socialmente, que es otra forma de no existir.

Los chorizos de mi barrio, eran conocidos por mi, algunos eran amigos y otros enemigos, pero todo el mundo sabían quien eran o de que parte del barrio venían. Eran como yo, sin dinero, canijos, con ropa casi siempre la misma, en casas pequeñas donde vivía mucha gente, se diferenciaban de mi, porque yo nunca (aún no se porqué) robe a la fuerza a nadie, ni siquiera estuve tentado de hacerlo, por supuesto, que distraje cosas de algún que otro supermercado, pero nunca a una persona concreta.

Yo no les tenia miedo, pero si respeto, un día creo recordar que en verano y por la rambla de mi ciudad, dos chorizos de barrio (de los de la canción del Sabina) me atracaron para quitarme un anillo, que no recuerdo muy bien si era de oro, ah sí lo era, porque me lo regalaron en la primera comunión. Los chorizos de mi barrio eran así, robaban a los suyos, a sus iguales, no se atrevían con grandes fortunas, ni bancos, y mucho menos robar a los de traje y corbata (vaya personajes). No les tenia miedo a los chorizos de mi barrio, sin embargo, siempre me han dado miedo, o mal royo, esos señores de traje y corbata que me apartaban como si fuera una piedra en su zapato, nunca me miraban, ni me tocaban, siempre mandaban a alguien para ello. Les tenia realmente miedo, pavor.

Iban por mi barrio de tarde en tarde, cada cuatro años creo recordar, acompañados de grandes coches, y mucha policía, pero esta vez la poli no venia a preguntar por el “fiti”, o “el pecho lata”, o “el hueco”, sino que venían acompañando al del traje, nosotros los seguíamos como mucho gente y aplaudíamos cada vez que decían algo, que no sabíamos muy bien lo que era, pero que nos parecía importante.

Nos hablaban que en tal zona pondrían árboles para sombra con sus bancos para las personas mayores, y que mas arriba un campito de fútbol para nosotros, decian “para los hijos de los obreros”, que en el descampado aquel donde hay tantos escombros, harían pisos baratos y nuevos para que pudiéramos pagarlos sin grandes esfuerzos, y que las aceras dejarían de estar rotas, y que todo el mundo seria feliz en su barrio, y para ello solo nos pedía una cosa, confiar en mi, confiar en mi, confiar en mi, y la gente de mi barrio confió, y pasaron los años y nada cambio, y volvió y repitió lo mismo, de las mismas plazas, de los mismos descampados, de la misma felicidad, y volvió a pedir lo mismo, confiar en mi, confiar en mi, confiar en mi, y mi barrio volvió a confiar y asi pasaron muchas veces cada 4 años, siempre los del traje, siempre los del gran coche, siempre los mismos, aunque algunas veces tenían distinta cara.

Pasaron los años, y participé, junto a los de mi barrio, jóvenes como yo, mujeres y hombres, en asociaciones juveniles, de vecinos, sindicatos, nos fuimos dejando la voz en la calle, exigiendo libertad para todos y todas, derechos sociales, justicia, y en los comités de empresa nuestros esfuerzos, luchas y lágrimas, y muchos han seguido y siguen, poniendo en marcha alternativas de empleo, de futuro, de dignidad, otros descansamos a ratos, nos cabreamos, nos olvidamos, nos indignamos, luchamos, repetimos, reímos, lloramos, morimos, y en ello, ha ido pasando la vida, y hemos visto, con indignación y rabia, como aquellos señores trajeados salían en los telediarios dando clases de moral, viviendo bien, y por otro lado mis “chorizos de barrio”, para encontrarlos tienes que visitar las cárceles españolas o extranjeras, o los cementerios.

Mis chorizos de barrio, han llenado páginas de sucesos en los periódicos locales, son los más jóvenes en las lápidas del cementerio, sus amigos son los funcionarios de prisiones, y sus hijos los visitan a través de cristaleras o en vis a vis, y repiten sus esquemas, y dan trabajo a funcionarios y policía. Mis chorizos de barrio, son carne de cañón y solo salen en los telediarios para llenar las estadísticas de los delitos cometidos y lo bien que lo hace el Ministro de Interior (con traje), mis chorizos de barrio, nunca me robaron aunque me quitaran aquel cristiano anillo.

Hoy, años y años después, se me han saltado las lágrimas al ver las noticias en la tele, he visto desfilar ante mis ojos, a los señores del traje, iban en grandes coches de nuevo, pero con sirena esta vez, e iban de nuevo acompañados de policías pero esta vez no los protegían sino que los custodiaban, iban con traje si, pero con la cabeza baja, he soltado dos lágrimas de alegría, porque por fin, al “fiti”, al “pecholata”, al “halcón”, a “el hueco” se les iba a hacer justicia, ya no serian solo la letra de una canción de los Chichos o los Chunguitos, sino que por fin, los del traje, los que fueron prometiendo a su barrio, los que nunca cumplieron una promesa, iban a estar, donde tantos años habían estado ellos, entre rejas.

Señor juez, o jueza, si necesita pruebas contra estos señores de traje y corbata, que tanto miedo me dan, yo les diré donde encontrarlas, vaya a mi barrio, a cualquier barrio:
  • Ve aquella plaza de cemento, sin bancos y pequeña donde no hay forma de descansar ni un rato, pues ahí esta la prueba, los árboles que faltan, los bancos para descansar, la zona ajardinada, y los metros, todo eso está en Suiza, donde van los del traje.

  • Ve aquellos edificios, en aquel descampado de escombros y basura, al final del barrio, aquello que parece una cárcel vertical, esa es otra prueba, les falta luz, espacio, zona verde, servicios sociales que realicen programas para la convivencia, …. Todo ello están en linchesten, donde van los del traje.

  • Ve aquellos hombres y mujeres con los rostros derrumbados, firmaron hipotecas por 40 años a los del traje y despues de 25 años pagando, los del traje los despidieron y como no pudieron pagar los desahuciaron, y ahora, no tienen casa pero siguen debiendo el dinero a los del traje, y ¿donde está ese dinero, esos 25 años pagando viviendas protegidas? … todo ello en Andorra donde van las del vestido en coche oficial siendo solo la matriarca del clan.

  • Ve esas lápidas, donde dice: murió a los 23 años por sobredosis con el dinero robado a una vieja al salir de cobrar su paga. O Aquella otra, murió a los 30 años por una paliza dada por su marido. Todos esos muertos, jamás fueron atendidos con los medios suficientes en colegios públicos, jámas los servicios sociales contaron con personal suficiente para ello, …...... porque todo ello señor juez, señora juez esta en las Islas Caimán donde van los del traje.

  • Ve aquella gente sentada en el banco, ve aquella cola de gente frente a esa oficina de empleo, ve aquella gente amontanada para el casting de una pelicula, los ve, pues son Maestros, Médicas, Obreros, Campesinos, Empleadas del Hogar, Educadores, Trajadoras sociales, arquitectas, conductores, …... que han sido despedidos de sus empleos tanto públicos como privados …... donde está el dinero para pagarles, en Andorra, en las Caimán, en Suiza, ….. donde viajan los hombres del traje.

Si necesita más pruebas visite mi barrio, nuestros barrios Señora Juez, pero no dude de nuestra palabra, esos señores del traje son peligrosos, muy muy peligrosos, no dude en encerrarlos entre rejas, porque utilizaran miles de amenazas contra usted, contra todos, y sobre, todo llorarán frente a usted “porque ellos todo lo hicieron por el bien de la sociedad”.

Ahora Señor, Señora juez DEBEMOS

Ahora Señora, Señor juez PODEMOS

Jose Salvador (noviembre 2014)