BUSCANDO BESOS ENCONTRE HUMEDAD

Este espacio lo utilizo para escribir lo que me apetece, a veces, tiene que ver conmigo y otras con lo vivido sin ser el protagonista, pero siempre estoy de acuerdo con reflexionar sobre lo escrito.

al otro lado del teclado estoy yo y quien me lee, ojalá algún dia la humedad solo sea de los besos que me das.

jueves, agosto 24, 2023

QUE COMIENCE LA FIESTA

  Desde la pandemia, se nos ha quedado el cuerpo y la mente diferentes, algunos dijeron que para mejor y otros han dicho que para peor, lo cierto, es que la salud mental de la población en general está necesitando un respiro, un chute de energía positiva, pero son los fantasmas del pasado los que han vuelto a tocar a la puerta, esa positividad se aleja, la que tantos expertos dijeron que hacían sociedades cautivas de su propio éxito, expertos que nunca sufrieron contratos basuras, impagos de hipotecas, alquileres abusivos, desplantes empresariales, abusos sexuales, violencia de género, besos impropios, racismo, xenofobia, homofobia, transfobia, esos tertulianos que lo mismo te hablan de un volcán en plena efervescencia que del aterrizaje con éxito de una nave India en el suelo lunar.

 


No, no nos dejemos engañar, la sociedad no estaba siendo cautiva por ningún éxito, estaba siendo engañada por charlatanes que transmitían que ya todo estaba hecho, ganado, legislado, como si fueran cimientos sociales inamovibles, nos decían que no había que abusar, que parece que lo quisiéramos todo, esto ocurría cada vez que se hablaba de: Derechos de la mujer, derechos laborales, derechos sociales de acceso a la vivienda, derechos para el colectivo LGTBIQ+, derechos individuales de acceso a una vida y muerte digna, derecho a la sanidad pública universal y gratuita, pero sin embargo, se nos criticaba cuando hablábamos de ganancias empresariales, como las empresas han ido ganando más y más y más, las eléctricas, los holding, los fondos buitre, las grandes constructoras, la banca, eso no había que discutirlo, pues eran los que nos ofrecían bienestar y empleo.

Todo ese macabro discurso, de vanidades y hogueras incendiarias, lo hemos comprado sin más, creyendo que hacíamos un bien por el conjunto de la sociedad, sacrificando nuestro bienestar, arrimamos el hombro como trabajadores y trabajadoras de la sanidad por el bien común, arrimamos el hombro como trabajadores y trabajadoras de las fuerzas de seguridad por el bien común, arrimamos el hombro como trabajadores y trabajadoras de los servicios sociales por el bien común, del transporte, de los supermercados, de las funerarias, de las farmacias, siendo camareros y repartideros, cuidando dependientes, todos y todas arrimamos el hombro por el bien común, mientras ellos, los intocables, ganaban más y más y más por su propio bien común. 

Y ahora llegado el tiempo, donde el cambio climático que niegan aquellos que defienden a los que ganaban más y más y más, donde nuestra salud mental se encuentra en la UCI por falta de perspectivas de presente y futuro, donde nuestros empleos agotan nuestras escasas energías, ahora que el tiempo nos atormenta los ratos de sosiego con inflaciones, guerras cercanas, y abusos de poder, ahora que han de soltar tanta ganancia acumulada para paliar tanto dolor provocado, ahora ellos, los del más y más y más, se han quedado sordos, están apenados porque la sequía les obliga a subir precios, los costes laborales les obliga a contratar a menos gente,  y la subida de intereses del dinero les obliga a encarecer nuestros alquileres o compra de vivienda, y por eso están apenados, y desde la pena no pueden ayudarnos, y les hemos vuelto a comprar su discurso, y vuelven a ganar más y más y más.

Tenemos que subirnos a su gran mesa de madera de cerezo, y desde la más absoluta desvergüenza levantarnos la falda y bailar como si lo hiciéramos en el bosque de las brujas, y cantar como si estuviéramos en lo hondo de la mina con el quejío sordo del carbón arrancado a la madre naturaleza, y reírnos a carcajadas sin espacio para el desaliento, y manchar con nuestra saliva sus cuentas bancarias, sus informes económicos, sus tarjetas de crédito y sus teléfonos móviles, y darles miedo, tanto o más que el que les hemos tenido nosotras y nosotros, y sentir que su miedo acompaña el temblor de nuestro baile, y que sus lágrimas caen sobre la saliva depositada en sus riquezas.

No hay un mundo reformable, porque no han querido reformar nada, hay un mundo que cambiar porque necesitamos un mundo nuevo, sin esclavas ni esclavos de un sistema que lucha por eliminarnos de la faz de la tierra, ya no somos necesarias, ahora viven de una realidad virtual y paralela, o la rompemos o llenaremos de nuestras cenizas el mar, océanos, tierra y cementerios.

Yo ya me he puesto mi falda, empecé a reírme y solté un quejío como nunca lo había oído. QUE EMPIECE LA FIESTA.

 

Jose Salvador

En plena ola de calor agosto 2023