BUSCANDO BESOS ENCONTRE HUMEDAD

Este espacio lo utilizo para escribir lo que me apetece, a veces, tiene que ver conmigo y otras con lo vivido sin ser el protagonista, pero siempre estoy de acuerdo con reflexionar sobre lo escrito.

al otro lado del teclado estoy yo y quien me lee, ojalá algún dia la humedad solo sea de los besos que me das.

martes, junio 04, 2013

HE DE QUERERME, CON 50 UN POCO MÁS






No todos los años se cumple medio siglo, por suerte o por desgracia, quizás tal y como está la sociedad en estos momentos más por suerte. Uno al cumplir esta enorme cantidad de años, puede o quizás deba, tener la tentación de hacer un pequeño balance de su vida, es decir, que cosas, actos, acciones, personas, pensó que formarían parte de su vida y que ha ocurrido con todos aquellos sueños que comenzaron en aquella cuna azul heredada de los hermanos mayores.

Prometo, en breve, hacer ese pequeño balance y publicar aquí, todo aquello que se pueda publicar, es decir, todo. Ahora, sin embargo, me gustaría hablar un poco de este generoso cincuenta cumpleaños, de sus cincuenta velas, y de sus cincuenta lágrimas, una por cada año vivido que a la vez casi se queda en media, por lo que queda por vivir.

¿Cuánto hay de genético en lo que somos y cuanto se ha ido construyendo a lo largo de los años? Difícil pregunta, pero no por ello voy a dejar de buscar respuestas, porque ahora las tengo, sobre todo algunas, algo mas fáciles, por ejemplo los rasgos faciales, el color de los ojos, la mirada y su forma, los andares, la estatura, todo ello es genético y me remito a las pruebas científicas encontradas en mi investigación, vamos a comenzar: En primer lugar mi Madre, representa todo lo que soy, una persona con capacidad de cambio.

Pero vayamos desgranando, mi sobrino Javi tiene unos ojos grandes, vivos, que miran con fuerza, así los tienen algunos primos y de joven mi madre, y el color claro de los mismos los tienen, mis hermanos y mi sobrino Francisco por ejemplo, mi sobrina Marta unos ojos enormes expresivos que hablan solos, que miran y sueltan el mensaje que quieren. Queda claro los rasgos de la cara, los ojos y su color, la mirada, son rasgos genéticos de la familia Salvador y Castelo.

Mi sobrina Marta, es dicharachera, pero también ordena, y sobre todo resuelve con rapidez llevándose a su terreno lo que al parecer podía tener en contra, y tiene alma, de Ser libre, se que son todos adjetivos buenos, pero alguna vez alguien pensó que yo mismo iba a sacar mis defectos a relucir en mi propio cumpleaños, ¡ilusos!, como decía, Marta es todo eso y algo más diría su madre, se me parece, me siento orgulloso de ello.

En una visita reciente a Sevilla de mis sobrinos Francisco y Laura, detecte por primera vez, pues lo desconocía, lo que se parecen a mi, Francisco en los andares, en preguntar, en no tener pereza a la hora de investigar nuevos lugares, y Laura, en la forma de ver la vida, tranquila pero observando cada detalle, sin querer perderse nada, como si no estuviera pero haciéndose presente en el momento adecuado, esa doble dualidad que tenemos los géminis, la vi en el conjunto de mis dos sobrinos. Sevilla fue todo un descubrimiento no solo para ellos.

El resto de sobrinos son el vivo retrato de los genes que andan mezclados, es cierto, que no puedo desmerecer a los apellidos maternos que han ido dejando fuertes rasgos genéticos en cada uno de ellos, pero eso tocará en otro momento, ahora hablo de los que yo llevo y mi madre y antepasados han ido repartiendo. Maria del Mar, es el vivo retrato de mi hermana cuando era pequeña, cuando la miro me sorprendo porque parece que estoy viviendo 40 y tantos años atrás, es ella, hasta en los gestos que me parece más complicado de heredar, por supuesto que lleva Herrera, sino esa forma lenta de ver la vida, cosa de los vicarios, no formaría parte de su quehacer diario. Alicia complicada, artista, sugerente, creativa. María inteligente. David mirada Salvador, que se impone a las dificultades, racial. Bea, la ternura de la familia Castelo, ese querer y no puedo, ese quiéreme pero que nadie lo sepa, que no se note, ese esconder los sentimientos pero llevarlos siempre a flor de piel, como su padre, como su abuela, y el pequeñajo de la familia, Luis Miguel un guaperas, un tirao pa`lante, inteligente, demasiado joven todavía para conocerlo mejor, pero ya apunta maneras de Salvador.

Veis, como era fácil, comprobar que mis genes son heredados, que no tengo ningún merito en mi mirada, ni en mis ojos, ni en mi forma de andar, ni siquiera, en mi sonrisa socarrona que tienen muchos de ellos. Eso si, por suerte han evolucionado, son más guapos y mucho más inteligentes que yo.

Espero que ninguno de ellos se haya sentido ofendido por lo dicho en estas cuatro palabras, pero es lo que he visto, lo poco que me he fijado, al vivir a 500 km de distancia las veces que estamos juntos son menos de las deseadas.

Y el resto, ¿la forma de ser, de ver el mundo, el sentido de la justicia, de la bondad, del trabajo, de la solidaridad, la he aprendido? O ¿es también genético? Vamos a ver, mi familia es pobre, de clase obrera, baja, mi padre ha trabajado toda su vida de dependiente en una zapatería desde los 9 años, hasta que se jubiló, ya no se encuentra con nosotros, mi madre cuidaba de la casa y de 8 hijos que ha tenido, mis 6 hermanos, mi hermana y yo. Con ese salario, vivíamos cada día, de cada año, no recuerdo haber pasado hambre, ni frio por falta de ropa, ni haberme sentido sucio por falta de higiene, lo poco que había era perfectamente gestionado por mi madre, tenia claras las prioridades de cada momento y solo se endeudaba con el exterior, cuando era estrictamente necesario, la deuda vencía cada mes y se abonaba religiosamente en la tienda de comestibles, la gran mayoría de veces, algunas extras para la tienda de ropa. En mi casa vivía la abuela Juana, que nos transmitía esa otra forma de ver la vida que todos los niños y niñas necesitan, esa contradicción entre el pasado y el futuro que está llegando, ella enganchada a la radio, nosotros a la calle y a ratos al televisor, la radio empezó a formar parte del pasado, pero por suerte y porque estaba allí la abuela Juana, la teníamos siempre en el presente. Aquí, se ha ido germinando ese sabor a obrero, a lucha permanente, a reconocer el pasado para construir el presente, ese olor a multitud, a gente alrededor de uno, a tener que negociar para expresar tus ideas, para la bici, el balón o salir a jugar con los amigos mayores, la solidaridad cuando alguien estaba malucho, pero sobre todo, aprendí a saber que no estaba solo aunque cometiese el más grande de los errores.

Teníamos nuestras propias vacaciones, cortas, a veces de 4 domingos, al principio en el club náutico donde cada domingo, y a la misma hora, en el mismo ritual eramos obsequiados mis hermanos y yo con un refresco a elegir (Mirinda de naranja o de limón), de allí se paso a la Térmica (ya no existe, ni el agua caliente que soltaba la fábrica, ni las chimeneas que indicaban su presencia desde la lejanía), también había refresco pero cuando marchábamos, pues había que cruzar la carretera para ir al bar, y este ritual se hacia al coger el autobús que nos llevaría de vuelta a casa, el resto era arena, agua, bocadillo y digestión, eternas y aburridas digestiones. Pero eran nuestras Vacaciones de Verano, como las familias bien. Aquí nacía ese gen de superación, de querer alcanzar el bienestar para toda la familia, ese momento necesario de descanso, de descubrirse en otro ambiente, de no tener miedo a nuestro cuerpo desnudo bajo el sol, (llevábamos bañador y pa verlos), el sentido de familia, venían los tites de Francia, aprendí que ante las dificultades del día a día hay que guardar siempre un espacio para estar y vivir juntos.

Y fueron pasando los años, y me explotaron en el trabajo, y despidieron a mi hermano, y comprendí como abusaban de mi padre y como querían despedirlo después de mas de 55 años dejándose la piel en la empresa, y comprendí como los derechos laborales de mi abuela Juana fueron pisoteados por el Ayuntamiento del régimen, y fuí viendo y viviendo cada una de esas injusticias, y mis tites emigrantes en Francia, perdiéndonos el día a día de mis primos, y el resto de mi familia, currando y currando y no paraban de currar para sobrevivir, y a mi tio Serafín que no se le dejó volver, ni siquiera al entierro de sus seres queridos, porque no aceptó participar de aquel golpe de estado. Y mas despidos, y el paro, y la explotación y el abandono escolar, y en todo ello, conocí a gente importante en mi vida.

Me independice, compartí la experiencia enriquecedora de la autonomía personal y la responsabilidad, con Miguel Cabeo, y más tarde se unieron, Felipe, Migue Migue, eramos los chicos de oro, aprendí a compartir, a comunar todos los bienes, a no tener nada y tenerlo todo, con lo difícil que eso es a los veinte y pocos años, disfrutamos de cada momento vivido, en esos años me forje como un ser independiente, responsable y sobre todo Humano. Pasó también, Ansgar, entre otros, que nos trajo el ecologismo y la forma de pensar de una Europa que se nos hacia muy lejana.


Pepe Guirado, que ya no está con nosotros, lo nombro en representación de todos, de la gente de la JOCA, allí me creció la conciencia de lo que había vivido, visto y odio, allí aprendí a entender que cada paso que había dado, pertenecía a la lucha de toda una gente, desde hace cientos de años, unas veces conscientes otras inconscientes, unas veces con el sentimiento de las cosas bien hechas, otras con el remordimiento de haber podido traicionar algún principio, allí aprendí, junto a ellos y a ellas, a ver el mundo desde mi clase, la Clase Obrera, de los curritos y curritas de a pie. Ahí me fui forjando como Hombre, como persona, aprendí, a analizar, a Ver, Juzgar y Actuar, Ahí, desde ahí cambió mi vida, con mis genes, seguro que sí, con todo lo vivido, seguro que sí.

Luis Yepes, también paso a formar parte de ese día a día más cotidiano, alguien con quien compartir el pensamiento, la forma de ser y estar, con la humildad y a la vez dureza, de poder darle la vuelta a todo o a nada, de ir pero muchas veces de venir, recorrer un camino, saber que alguien estaba al otro lado del teléfono para plantear dudas y celebrar lo conseguido. Forma parte de ese circulo que siempre tenemos ahí, a nuestro lado, como parte de esa gran familia.

Cambie de ciudad, Almería, a la capital Sevilla, con Carmen Flor, otro pilar en la creación de lo que soy, me enseño a ser mujer, a querer, a compartir de nuevo sin mirar de quienes eran los bienes, pero sobre todo me enseño a ser sosegado, tranquilo, a reflexionar y ordenar lo que tenia que hacer, y como no a disfrutar de cada momento que estábamos viviendo. Todo esto lo acompañaron cientos de personas que estaban en el día a día, que muchos y muchas siguen estando.

Sevilla, con su color y olor especial, como dice la canción, fue modelando también los genes y lo que hoy soy, esa nueva etapa, donde ha participado gente como, el Sevi, Julio, Isaac, Míriam, Rocio, Ewi, Borja, Marcos, Leni, Dioni, Chanchi, Ana, los Manolos, y gente de Colega ….. y tantos cientos que no puedo nombrar porque se haría demasiado largo, pero si destacar, algunos de los que forman parte de mi familia, aunque estén lejos, Gaelle, Mikele, Markus, Martin, y alguien muy especial, que me ha enseñado a relativizar lo vivido, Guille, mi hermano que la crisis lo mando a Londres.

La casilla, un espacio para celebrar, para vivir, para compartir, para discutir, es como el lugar, donde uno esta obligado a ir cada cierto tiempo, como diría Pepe es “el jazminero”, allí hemos crecido y sumando familia, Raimundo, que se marchó mas pronto de lo deseado y desde donde no se vuelve, sus hijos y su gran mujer, Mercedes, forman parte de la familia.

Vinieron los cursos, las Ongs, mi trabajo en el proyecto Abierto Hasta el Amanecer, Eva, María, ahora también Julia, Pedro,... la política, la administración, pero todo eso es otro cantar, otro momento. Otro capitulo.

Jesús Eduardo, desde miles de km tras el océano trajo un aire fresco, nuevo, vital, distinto, desde otras vivencias, otra forma de ver y entender el mundo, con una cultura diferente pero con muchísimos valores de lo que es la amistad y la familia, era como el niño que va descubriendo lo bueno y lo malo de una sociedad diferente, lo que a mi me parecía evidente, normalizado, lógico, para él, era un acontecimiento, eso me enseñaba a ser más humilde, a respetar mucho más cada una de las cosas que tenia, y a respetar a cada uno y una de los que estaban a mi alrededor, me enseño lo duro que es la distancia, pero a la vez lo necesario que es descubrir una esperanza y sueño nuevo. Me enseño a vivir de otra manera, a sumar a lo que yo era, a mi cultura, nuevas formas y nuevos valores, para entender cada uno de los momentos que nos quedan por vivir.

Desde el Puerto de Santa Maria llegó Dani, guapo, inteligente, pero sobre todo inocente, un crio en la gran ciudad, descubridor, algo caprichoso, pero sobre todo investigador, quería conocerlo todo y conocerlo ya, vivirlo todo, trajo la velocidad, la incredulidad, las normas y horarios, la constancia, el respeto, otra forma de amar, trajo juventud con todas sus palabras. Todo ello lo he incorporado a mis genes para bien y para mal, el eterno complejo Peter Pan. Compartimos piso, nos hemos convertido en una familia con todas sus virtudes y todos sus defectos. Nos queremos.

Madrid, la capital del reino, la gran urbe, donde todo es anónimo, la velocidad, el transporte bajo tierra, las caras largas, las miradas bajas, pero a la vez, su retiro, su Museo del Prado, sus concentraciones, su altavoz del mundo (15 M), desde allí llego Miguel Angel y lo rompió todo, lo tiro todo de nuevo al suelo, trajo el temblor, el miedo a ser tú mismo, las sonrisas tontas, la música, y las ganas de vivir inmensas, como un recién nacido que acaba de salir al mundo exterior. La nueva lucha para volver a darse uno la vuelta a la piel, porque era necesario sentir y ser sentido, amar y ser amado, aprender a convivir de nuevo con alguien que además de decirte. te mira con ojos que le importa mucho más allá de lo que se consiga, que sigas ahí a su lado. Se hace querer, lo quiero.

Ahora, desde mi trabajo, aprendo cada día con los compañeros y compañeras, y las familias a las que intento ayudar, merecerá otro capitulo, como la crisis que estamos viviendo y que ha destrozado mucho de lo conseguido a través del esfuerzo y lucha del Movimiento Obrero.


Son muchas las personas que me han ido dando vida a lo largo de estos 50 años, algunas, la familia, la he nombrado aquí, el resto formará parte de mi memoria y espero que de la de todos y todas.

Ojalá dentro de 25 os cuente como hemos ido cambiando.

Besos. Os quiero.


Jose Salvador, al calor de la memoria

5 de junio 2013

5 comentarios:

Luis G. Yepes dijo...

Borracho, quieres que leamos todo esto....

Luis G. Yepes dijo...

Al final lo he leído, FELICIDADES, gracias por la mención, todos los que has nombrado de tu familia han pasado por el quirófano y no se parecen en nada, ya verás cuando vuelvas por Almería. SALUD.

paco y pilar dijo...

Enhorabuena y felicidades por tu cumple. Nos lo hemos leido enterito. Muy bien, está genial.
Besos.

Anónimo dijo...

Una epoca, la de los chicos de oro, muy enriquecedora y realmente positiva, de la que siento orgullo.

Increible, extensa pero no «eterna», al menos para mí, quizás por conocerte.

Felicidades (otra vez).

mochuELIn dijo...

Querido Jose Salvador. Con mu mente científica sólo puedo decirte que la genética es la base de lo que vendrá después, pero la chispa, el ingenio, las ganas, el entusiasmo, la alegría, el gesto, la calidad la entrega, la palabra y tú mismo se ha construido desde los desconocidos espacios de la familia, amigos y experiencias. Y me alegro mucho de poderte tener entre mi propia construcción. Tú haces que seamos más y mejores personas y eso es fantástico. Muchos más años y feliz paso por los 50.Un beso grande