BUSCANDO BESOS ENCONTRE HUMEDAD

Este espacio lo utilizo para escribir lo que me apetece, a veces, tiene que ver conmigo y otras con lo vivido sin ser el protagonista, pero siempre estoy de acuerdo con reflexionar sobre lo escrito.

al otro lado del teclado estoy yo y quien me lee, ojalá algún dia la humedad solo sea de los besos que me das.

viernes, octubre 28, 2016

AMIGO DEL ALMA, COMPAÑERO



Ojalá fuera Lorca o Miguel Hernández para escribirte como él le escribió a su amigo Ramón Sijé, o ese gracias a la vida de nuestra ausente Mercedes Sosa. Música y poesía que nos ha acompañado a lo largo de la vida, hoy nos acompaña al final de la tuya.





Su moto ruidosa, su melena por el hombro y su anillo azul, mucho más famoso entre los jóvenes del Alquian, que los chistes malos de chiquito de la calzada. Desde las azoteas se lanzaban merengues contra las viejas, y a las puertas del local se ligaba como se podia, o con lo que se podia, eran tiempos de porros, cervezas y motos. Así, en grupos, en compañía siempre fué pasando su adolescencia y su juventud, reivindicando el derecho a ser feliz, a una vida digna, donde el trabajo fuese realmente nuestra fuente de riqueza para tener un hogar y todo lo que ello lleva aparejado, el derecho a una juventud para disfrutarla, y pasaron los años y el tiempo borro de nuestra cara la inocencia aprendida en el barrio.

A las tantas y de estriar con olor a sulfatos, en el Ford y ya donde la noche habia tomado su posición, cansado y algo malhumorado pues el campo, eso tiene, que no dá para ser feliz, una ducha, algo de tele vieja, la tele porque él, nosotros éramos aún demasiado jóvenes para saber que estábamos construyendo nuestra vida. Con algo de hambre de todo el día y el frigorífico casi o vacío, pues éramos dos ejemplos claros de la clase trabajadora de antaño, así que un vaso de leche, algo de charla, y a la camita que al día siguiente lo esperaban de nuevo aquellos cuatro plásticos.

Pasaban los días entre estrías de tomates, viajes al centro de la ciudad donde vivíamos, los grupos donde reivindicábamos nuestra vida y aprendíamos a manejarla mejor, donde conocíamos a los que nos iban a acompañar después en los años venideros. Exultante de juventud, derrochador de vida.

Risas, hambre y risas, a comer a casa de Jose, que su mama cocina bien y no teníamos dinero, y la mamá de Miguel hacia mientras las cortinas y las fundas del sofá. Era la calle Hilera, donde se fraguaron amores de una noche, sexo rápido y fugaz, y primeras experiencias, donde hubo niños saltando de habitación por la parte más dificil, como hacen los crios, presidentes internacionales, cenas, café y comida, algo de miedo, como acompaña a toda casa vieja y con la vida de aquella lavadora que nunca llegó, pero sobre todo gente, mucha gente, mucha vida, y él siempre dispuesto, siempre atento, sin faltar al detalle.

Solo la parte de delante de la camisa y el chaleco, para que gastar más tela, noche vieja de marcha, de estreno, a ligar, no sería guapo, ni esbelto, ni alto, ni agraciado en la palabrería, pero era el que más ligaba, porque le echaba a la vida, eso que nos cuesta tanto ponerle, morro, picante, pimienta, sabiduría de barrio, así era Miguel un tio de barrio, del Alquian.

Se añadieron dos más a la familia, los chicos de oro, nos llamaban cariñosamente, vivíamos bien, donde queríamos y con quien queriamos, con la dureza del compartir aprendimos del mundo, eso, la importancia de lo esencial y no de lo material, aunque mil millones de veces caemos en lo contrario, pero lo hemos vivido y eso no nos lo quita nadie. Zapillo, mar, amores, risas, cristales rotos, vida, vida, vida.

La calle Granada, Ansgar, la alemana, los amores, la adolescencia y juventud mezclada con la experiencia, las reuniones de convivencia, los tes saharauis, tus risas, tu vida, la vida.

Pero como toda experiencia, aquella empezó a tocar a su fin, tu a Granada, yo a Sevilla, Felipe a su proyecto de pareja, y Migué al suyo. Por medio, negocios, pub, primos, amigos, risas, llantos, disgustos, viajes, vacaciones, valencia, camping, playas, nudismo, ligues, risas, risas, experiencias, mucha vida, vida, vida.

Y esa misma vida, te la jugó, la arriesgaste muchas veces, y le ganabas la partida siempre, pero ella se te puso taciturna, cabrona, jugando contigo donde ibas, al pueblo o la ciudad, solo o con la mama, ya no servían los consejos y controles de Felipe, ni las regañinas mías al teléfono, ni las de Luis o Antonia, la vida había empezado a hacerte trampas y mientras tu jugabas ella iba en serio, mientras tu reias y agachabas la cabeza, como dejando pasar, ella te tomaba la delantera, y en este oscuro octubre donde ni el otoño llega, ella te dio un zarpazo y se fué de tu lado, te dejo tirado sobre la cama de un hospital, a tí, que tantas veces te habias reido de ella, a tí socarron y cachondo, a tí que jugabas a hacernos felices, sabiendo que a veces tenias demasiados demonios dentro. Esa puta y perra vida, a la que tantas veces engañaste, te ha ganado la partida, eras consciente, lo sé que te la estabas jugando, y te ganó, y te dejo abandonado a tí sin ella, y a nosotros sin tí, ahora, nos toca, escribirte como recuerdo sabiendo que no lo vas a leer, pero por lo menos me queda el consuelo de soltar lágrimas de tinta porque de las otras ya tengo los ojos demasiado doloridos, que te quiero cabrón, que cuanto mas me cabreabas mas te quería, y nadie podrá quitarnos lo que hemos vivido, ni siquiera la vida, porque entonces éramos nosotros los que ganábamos siempre la partida.

Donde quiera que estes sigue riéndote, que nada ni nadie, ni siquiera la muerte te quite eso Miguel, tu eres grande.

Jose Salvador (en un octubre amargo a mi amigo del alma Miguel Cabeo)


No hay comentarios: