BUSCANDO BESOS ENCONTRE HUMEDAD

Este espacio lo utilizo para escribir lo que me apetece, a veces, tiene que ver conmigo y otras con lo vivido sin ser el protagonista, pero siempre estoy de acuerdo con reflexionar sobre lo escrito.

al otro lado del teclado estoy yo y quien me lee, ojalá algún dia la humedad solo sea de los besos que me das.

viernes, diciembre 30, 2016

NO TENER MIEDO



Otro año más se acaba

Mil razones para odiarlo, aunque solo con una hubiese bastado, otras mil para quererlo, solo una era necesaria para conformarnos.

Nos hemos acostumbrado, nos han acostumbrado, creo que es lo que querían, a ver lo menos malo como bueno, acostumbrarnos a nuestros despojos como moda, a los engaños como mentiras piadosas, a la tiranía como forma indiscutible de salvar la vida.

Cada día, a cada hora, nos han recordado lo malo de la enfermedad, del cáncer, de niños y niñas en hospitales, de jóvenes deportistas luchando por una año más de vida, amigos muertos en el camino por esa maldita enfermedad, nos han recordado cada minuto cada segundo, la suerte de estar sanos y vivos.

Cada segundo de cada minuto, nos acercaban al salón de nuestra casa un gran charco de agua, lleno de barcazas rebosando de gente desconocida, de niños ahogados en una playa, de mujeres gritando el dolor de la muerte en el mediterráneo, de un papa  entre guardaespaldas visitando a los desahuciados de la tierra.

Cada segundo, nos acercan catástrofes naturales, terremotos que asolan la tierra, la vida y las casas, guerras que destruyen años de felicidad, casas arrasadas con las vidas de la gente, hospitales destruidos por bombas compradas en occidente, aviones accidentados por falta de combustible, coches destrozados por la velocidad, por el alcohol, por las drogas.

Cada pestañear, nos han acercado a políticos corruptos, nos han puesto la cara de los que defienden un mundo dividido, han ganado democráticamente aquellos que piden más guerras, más armas, menos justicia, mas soledad, menos solidaridad.

Y hemos tenido miedo, miedo a ponernos enfermos, miedo a tener que participar de una guerra, miedo a tener que irnos lejos de los nuestros donde no somos queridos, miedo a políticos que pregonaban la venganza como herramienta para cambiar el mundo. Mucho miedo, tanto miedo, que hemos obedecido sin rechistar.

Hemos obedecido votando al menos malo, para que nada cambiara por miedo, hemos aceptado trabajos de esclavo para que nadie dudara de nuestras ganas de trabajar por miedo a tener que marcharnos, hemos estado enfermos y no hemos acudido a los hospitales para no generar gastos porque aún estábamos vivos, por miedo no hemos avanzado ni un paso más.

Hemos borrado nuestra sonrisa, porque no son tiempos para sonreír con tanta enfermedad, guerras, accidentes y corruptos, hemos aprendido a estar tristes, a no lamentarnos, ni siquiera a quejarnos, porque alguien estaba saliendo por la tele mucho peor que nosotros, que nosotras.

Y han conseguido, un año 2016 triste, oscuro, infeliz, amargado, pero controlado, ni una sola revolución, ni de primavera ni de invierno, las calles solo se llenan de gente para comprar en silencio, o para pedir que no nos sigan quitando más de las escuelas o de los hospitales, y con miedo por si éramos fichados y el trabajo se volvía imposible para nosotras y nosotros.

2016, ha sido el año de ellos, de los amos de la guerra, de los que controlan los medicamentos para que nuestra cura ocurra después de miles de muertos, de los que mandan en las esferas de poder mientras se llenan sus bolsillos de oro, sus mansiones de sirvientes licenciados, y sus empresas, de trabajadoras esclavas y esclavos con contratos basura. Este 2016 ha sido su año.

Dejando entender que los territorios podían ser independientes mientras controlaban sus bancos, salarios, impuestos, cárceles, jueces, policías, colegios y hospitales. Y los hemos creído, por miedo. Porque sacaron del juego a mundos más grandes con el Brexit jugando a ser independientes, mientras seguían controlando sus bancos, salarios, impuestos, cárceles, jueces, policías, colegios y hospitales.

En 2016 hemos tenido mucho miedo, y nos sentimos culpables de tenerlo, y aquellos que no lo tienen, o que lo disimulan mejor, nos recuerdan constantemente a quién hemos votado, que contrato hemos aceptado, a que manifestación no hemos ido, que enfermedad hemos escondido, porque fin de guerra hemos rezado, ellos y ellas, nos han recordado cada uno de nuestros miedos, y han creído que éramos el enemigo, y en eso, hasta yo que tanto escribo y hablo estaba tremendamente equivocado.

He estado en los dos bandos, a veces con miedo, mucho miedo, a la enfermedad, al paro, al ruido del motor de un camión en los puestos navideños, al habla árabe y mochilas olvidadas, he tenido miedo a veces sin saber por qué. Y he maldecido a los que votaron a los gobernantes que infunden ese miedo, y he maldecido a los que con sus gestos o sus acciones perpetúan a los poderosos, sin saber que ellos y ellas tenían el mismo miedo que yo.

El enemigo no éramos nosotros, ni nosotras, el enemigo no ejerció su derecho al voto, sino que se quedó con los votos, el enemigo no fue a la guerra sino que creo la guerra, el enemigo no entro en hospitales públicos recortados de sanitarios y medios, sino que pago con nuestros impuestos su propio hospital y se llevó a los mejores, que estudiaron en las universidades que habíamos pagado. Los enemigos son los que se ríen, los que no tienen miedo, porque tienen de su lado a los jueces, a los policías, a los mercados, a los bancos, al oro y al moro. El enemigo es el que hace las leyes para que tengamos miedo y si dejamos algún día de tenerlo seamos encerrados por desobedientes.

El enemigo no eres ni tú, ni yo, aunque pensamos diferente, el enemigo nunca hablaría con nosotros ni con nosotras, solo ordena que le tengamos miedo.

2017, tiene que ser el año donde se acabe el miedo, tenemos que gritarlo, aunque temblemos por dentro, tenemos que decirlo aunque nos llamen locos, aunque nos llamen extremistas, aunque ni siquiera nos llamen. Locas por vivir, por reír, por participar, por cambiar, por ver y mirar el mundo como un lugar de todas, de todos. Locos, por estar locos.

Es el año del NO MIEDO, 2017, perderemos el miedo a ser despedidos por reivindicar el derecho a dejar de ser esclavos y esclavas. Perderemos el miedo a estar en nuestros hospitales cuando nos sintamos enfermos y exigiremos que los mejores profesionales se queden con nosotras y nosotros, con la gente que hemos pagado sus universidades, sus investigaciones. E iremos al lado del maestro, de la maestra, que se deja la piel por quitar el miedo de la infancia, de la juventud, por enseñar un mundo más justo, donde se ríe y se ama, donde se lucha y también, se sufre, pero sin miedo, y aprenderemos matemáticas, idiomas, historia, filosofía, pero sobre todo aprenderemos la importancia de la palabra, de ella parte la posibilidad de perder el miedo.

Al 2017, solo le pido, no tener miedo, el resto déjamelo a mi, que ya de locura llevo un punto dado, suficiente para reír, luchar, sufrir, y vivir,

FELIZ 2017
Año Internacional del No Miedo


Jose Salvador diciembre 2016

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