Los más agüeros nos hacen oír tambores de guerra, como si la guerra fuera algo ajeno a nuestros días, no solo por la de Ucrania, o el genocidio de Israel en Palestina, o en Etiopia, o la guerra civil en Yemen o en Somalia, o la guerra en Burkina Faso, Sudan, Myanmar, Nigeria, Siria, muchas guerras para que ahora nos metan el miedo en el cuerpo de que vuelve el lobo.
En primer lugar, negarnos a que se dediquen más recursos para la guerra, en segundo lugar obligar a nuestros gobiernos, si es necesario con nuestra presencia en las calles, como cuando dijimos no a la guerra de Irak, a negociar diplomáticamente la resolución de cualquier conflicto, en tercer lugar campañas ciudadanas dirigidas a la juventud de Europa concienciando para que no se alisten en ningún ejército, para que se nieguen a elegir entre matar o morir, convertir nuestro territorio en un lugar de Paz. No dejemos que se imponga la idea de una guerra como respuesta para defender nuestros valores, nuestra democracia y nuestra identidad, porque es mentira, nuestros valores de Paz, Libertad, Democracia, Estado del Bienestar no necesitan una guerra para ser defendidos, existen otros medios, pongámoslos en marcha, y hagámoslo ya.
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