Hablar de las relaciones humanas se hace complicado. En los tiempos que corren todo está resuelto según parece, todo está hablado, todo está inventado, tan solo tenemos que seguir las pautas establecidas. Lo que significa la amistad, el amor, la familia, el trabajo, la sociedad, la cultura. Todo está escrito y “filosofado”, pero, y sin dar pie al dicho “los humanos a veces tenemos la memoria de los peces” o “tropezamos siempre con la misma piedra”. Para resolver un conflicto de amor cometemos un acto de venganza, para resolver un conflicto entre países provocamos una guerra, para resolver un conflicto con la familia damos un portazo, un conflicto con la historia reescribimos el libro, un conflicto con la Naturaleza nos hacemos dueños de ella, un conflicto con el propio sexo anulamos una identidad. Queda más o menos claro, las personas, los pueblos, las sociedades, seguimos utilizando las mismas herramientas con diferentes métodos para resolver los conflictos que nos vienen o provocamos.
Eso han sido estos meses, una lucha, contra uno mismo, contra todos, contra nada, a favor de uno, a favor de todos. Sin saber si sabia, sin pensar si debía saber. Las consecuencias son este pequeño lío que se forma en la cabeza, esa voz permanente que escuchas y que a renglón seguido dice que debes relajarte, pensar en otra cosa, dejar pasar el tiempo, porque las aguas han de volver a su cauce, pero sabes, y en eso no es bueno que te mientas, que las aguas no pueden volver a un cauce que ha sido dinamitado, expoliado, borrado de cualquier mapa topográfico, geográfico o político, ya no existe, ya no está.
Ahora, la tarea es mucho mas difícil, hay que construir y desde que comenzó esta absurda, asesina y macabra crisis, nadie está construyendo, solo se destruye: el empleo, la calidad de vida, la enseñanza pública, la sanidad pública, los derechos sociales, solo se destruye, nada se construye, es una vuelta al pasado, a esos tiempos en los que los hijos e hijas de currantes no llegaban a la universidad, es una vuelta atrás en los que el dentista no era cubierto y la higiene bucal era la falta de dientes en la edad adulta, es volver de nuevo a pedir caridad en comedores sociales, en economatos parroquiales, ropa en la beneficencia, por lo tanto, nada nuevo se construye, solo se está destruyendo para ir al pasado.
Y en esas he estado metido toda la semana, en la filosofía, como me decía un sindicalista, “amigo, eso es filosofía, luego la realidad hay que gestionarla”, totalmente de acuerdo compañero, pero no la gestiones destruyendo y volviendo al pasado, hagamos propuestas para construir no para destruir, y si no sabes, tendremos que seguir filosofando a ver si encontramos una salida, no un puerta al vacío.
Hemos perdido una batalla, una más, de las miles que se llevan perdidas, pero por suerte no se ha perdido la guerra, hay que seguir, cada vez con menos ganas, cada vez mas apáticos, cada vez con menos amor, con menos humor. Se cebara entre nosotros la desidia y la desconfianza para que dudemos de las buenas intenciones de nuestros compañeros y compañeras, los haremos culpables de la situación, como de la crisis nos han hecho creer culpables a nosotros mismos, pero con todo ello, con lágrimas a veces, con ganas de tirar todo por la borda otras, o seguimos, o dejaremos un futuro lleno de heces a los que nos siguen, y por respeto a aquellos que lucharon para que nosotros seamos lo que somos, y por respeto a los que mirándoles a los ojos tenemos enfrente creciendo y creyendo en nuestra buena voluntad (hijos, hijas, hermanos y hermanas, sobrinos y sobrinas, etc…) por nosotros y nosotras, porque el mundo no se merece que unos pocos lo destruyan, seamos fuertes y mirándoles a la cara digámosle, así no, así no lo vamos a permitir.
Gracias a todos y a todas mis compañeras que a pesar de la presión han estado ahí, al lado de cada mano que se le acercaba, de cada duda que surgía, pero sobre todo de cada corazón que sabia que esto no es justo. Gracias.
Queda lo mas duro, lo bueno es decir que queda, que por suerte aún no se ha acabado, habrá que construir otro cauce, no tengo duda de que lo haremos aunque como dice la canción “habrá un día en que todos al levantar la vista veremos una tierra que ponga libertad. También será posible que esa hermosa mañana ni tú, ni yo, ni el otro la lleguemos a ver, pero habrá que forzarla para que pueda ser…”
Jose Salvador
Meses de lucha y lo que queda. 2011
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