LA NENA

¿Cuántas veces nos hemos casado en sueños, con el hombre o la mujer de nuestra vida?, con una boda de esas, de las de cuento, por amor. Seguramente que muchas, cuanta más edad tenemos, menos veces nos casaremos en sueños, son cosas de juventud, de ilusiones en el amor que ha de llegar y que esperamos con ansiedad, eso amor figurado, creado a nuestra imagen y semejanza, ese amor que seguramente no exista, y suerte que no exista, porque sería una copia exacta de todos nuestros prejuicios abandonados en el ser amado.

La nena, una gitana cincuentona, florista de claveles y clavellinas, más baratas estas últimas para que el muerto no se quede desamparado. Claveles reventones, clavellinas discretas, con el frío aun de la noche, y el relente presente en las bocas de metro de la gran ciudad, sale desde su Pan Bendito a vender, que es lo que sabe hacer bien y lleva haciendo 40 años. Un mal día de hace ya nueve años, se fue su Mariano pa otro lao, pal cielo de los gitanos, y ella se quedó aquí con sus claveles y seis churumbeles que seguir sacando adelante. No tenia ni 15 años cuando se casó, como se casan los gitanos, con su fiesta, su amor, sus testigos, y así han vivido hasta ahora, hasta que el corazón de Mariano dejo de latir en la tierra para latir en el cielo.

Él casi 20 años cotizando, ella vendiendo y criando, a su lado, pagando sus impuestos, con su libro de familia numerosa, su cartilla de la seguridad social, dice que es cónyuge y sus hijos los beneficiarios. Pero todo esto se rompió como una maldición, como un mal naufragio que deja todo en papel mojado. La seguridad social no la reconoce como mujer casada con Mariano, su Mariano, y no le concede la pensión de viudedad, después de casi 30 años de casada, de mujer de Mariano, de madre de sus hijos, de compartir techo y cama, ¿Por qué?, porque aquella boda no fue boda, fue un rito gitano, una gracia del destino, ella compartiendo casa y cama en pecado mortal.

La nena es menuda, con voz casi apagada, llevó su caso a todos los tribunales al de lo social, al superior de Madrid, al Constitucional y en todos, perdió, todos le dijeron lo que ella aún no entiende: que no estaba casada con Mariano, con su Mariano. El Tribunal Superior de Madrid le dijo: "Una etnia es un grupo diferenciado por razón de la raza, pudiendo ser múltiples las que albergue un Estado sin que por ello se diluya o fragmente su ordenamiento jurídico en tantas cuantas razas lo integren, y un rito es una ceremonia o costumbre y por lo tanto sólo regirá en defecto de ley".

La Nena, sonríe, que quiere decir esto, que yo por ser gitana no estoy casada, pero estos hombres (porque son hombres) están locos, como no voy a estar casada con mi Mariano que en Paz Descanse.

En unos días, se ve su caso en el Tribunal de Estrasburgo, si gana, el Estado ha de pagarle 60.000 euros en atrasos, si pierde, será una pesadilla.
Con 60.000 euros taparía muchos agujeros y pondría una tiendita de ropa pa dejar las flores y salir adelante, ah, y viajaría, para ver el mar, nunca lo vio, nunca salio de Madrid.

No se si la Nena tiene razón o no, legalmente hablando, lo que si se, es que es de justicia que le den ese dinero, que le pertenece, que no lo ha perdido como lo han perdido los bancos y de dinero público millones le hemos dado. Que es suyo, para su tienda de ropa, pero sobre todo, PARA VER EL MAR. Ojalá Nena, dentro de unos días al abrir los ojos sea el azul del mar mediterráneo, el olor del cabo de gata el que avive a primera hora de la mañana tu comenzar, ojalá, nunca más un ser humano tenga que pelear tanto por ver el mar.

Jose Salvador. Mayo
De una noticia de El País.