BUSCANDO BESOS ENCONTRE HUMEDAD

Este espacio lo utilizo para escribir lo que me apetece, a veces, tiene que ver conmigo y otras con lo vivido sin ser el protagonista, pero siempre estoy de acuerdo con reflexionar sobre lo escrito.

al otro lado del teclado estoy yo y quien me lee, ojalá algún dia la humedad solo sea de los besos que me das.

viernes, octubre 21, 2005

La fuente de los caños dorados

La Fuente de los caños dorados

Quise beber de sus cuatro caños, y solo dos echaban agua, quise mirar más allá de tu ventana y solo vi. Pared al fondo, seguro que te habías marchado a ver ordenadores y yo como un tonto ruin levantando la persiana de tu cuarto, si esa que da a la calle, y tú, informatizando tu vida.

Me volví a la fuente y bebí agua del primer caño, pedí mi deseo y allí estábamos los dos el alumno y el maestro, habíamos entrado en la bayt al baryd o también llamada sala fría y repasábamos con nuestras miradas y en absoluto silencio, cada rincón de nuestros cuerpos, que hasta el momento habían sido un secreto para ambos, y descubrirlos estaba siendo una nueva experiencia y que mejor que hacerlo en al baryd, pues así nuestros ojos no se empañarían de la temperatura interior de nuestros cuerpos.

Ese fue mi primer deseo, trasladarnos al antiguo arrabal de Marzuela allá por el siglo XIII donde estaban los baños árabes, hoy en tu siglo, lo llamáis barrio de Santiago, triste paradoja llamar Santiago justo a este barrio, pero bueno pasaron los siglos y olvidaré ese mal gusto. Tuve que volver corriendo a la fuente, mi hombre estaba quedándose helado en aquel al baryd, debía de pedir otro deseo, y nos trasladamos al bayt al-wastani, una sala templada donde el aroma a piel y el vapor del agua se mezclan con el olor a jazmines y luz de rayos de sol. Notaba tu piel tan cerca de la mía que confundí tu vello con el mío y tire de el para alisarlo y fueron tus labios y no los míos los que gritaron un ay, ay, cuando el vello quedo enredado entre mis dedos, fue en ese momento cuando comprendí lo cerca que estábamos el uno del otro. Sudor amargo de la almendra para licor, olor del almizcle, pero sobre todo, tacto del agua aterciopelada y limpia que mojaba tus espaldas y el contorno de tus nalgas.

Era momento de la magia y ya no me quedaban mas deseos, pues la fuente de cuatro caños solo tenia dos con agua, ya perdía casi tu mirada, tu piel se me iba de las manos, tu rostro casi nublado por el vapor, el rayo de sol ya no alumbraba sino que me cegaba, y fue en ese preciso momento cuando saliste corriendo, y creí perderte para siempre, y quise correr detrás de ti, pero no te alcanzaba, te vi. acercarte a la fuente y beber agua y pedir un deseo y llevarme, ahora eras tú, al bayt as-sajim, o sala caliente, tanta vergüenza me da contar lo que el maestro y yo hicimos allí, tanta envidia cogieron las piedras, tanto gozo se fundió en le agua, que no lo puedo ni contar, pero tú, que lo estas leyendo, sabes que fue así y así se ha de contar. Un beso maestro.

Jose Salvador

No hay comentarios: